🎄 ¡Hola! 🎄
De seguro te sientes cansadx y con las pilas a medias. Te entiendo. Estoy exactamente igual que tú. Entre terminar miles de pendientes de mis trabajos y la necesidad de parar todo por un par de días, siento como si este año la navidad se fue tan rápido como llegó.
Honestamente, crecí siendo fanática de las navidades: las luces, el chocolate caliente, el arbolito, las gaitas de fondo durante todo un mes, los encuentros por doquier, las películas y las tradiciones con mi familia siempre hicieron de estas fechas las más bonitas y brillantes para mí. Desde enero ya estaba contando los meses para diciembre y hacía lo posible por sacarle el provecho a cada día del mes.
Las cosas fueron así hasta el año pasado.
Hasta el 10 de diciembre del año pasado, para ser más exacta.
El 10 de diciembre de 2020 yo estaba en Londres, viendo una película de navidad antes de dormir mientras me tomaba una sidra de fresa cuando la luz de mi celular se prendió. Me había llegado un mensaje: “No te asustes. Ignacio está en el hospital”. Ignacio es mi sobrino de cuatro años.
En Londres eran las 2 de la mañana. Mi familia estaba en Caracas y en Perú. Nadie sabía qué es lo que estaba pasando. Recibí ese mensaje y luego fue silencio absoluto por un par de horas hasta recibir el siguiente. Ese último solamente tenía cuatro palabras. Pero esas cuatro palabras me partieron en dos.
— “Al parecer es leucemia”
Oscuridad total en mi mente. Yo no supe qué era la leucemia porque en ese momento se me olvidó. Mi cerebro se tardó en conectar los puntos. La leucemia es cáncer. Sí, ya recordé. La leucemia es cáncer.
—“Al parecer es leucemia”
Mi cuerpo no aguantó recordar qué era la leucemia. Me caí al piso. Me quedé ahí durante lo que se sintieron horas y solo podía llorar.
—“Al parecer es leucemia”
Si algo recuerdo de esa noche fue la desesperación con la que recé y pedí al universo que por favor no fuese a él, sino a mí. Yo pedí esa noche que por favor a Ignacio no, sino a mí.
Ahí entendí el terror que se siente cuando un mensaje de cuatro palabras te puede quitar a una de las personas que más amas en el mundo.
¿Qué era eso? ¿en navidad? Para mí era imposible pensar que algo así estuviese pasando en navidad. No, no podía ser. La navidad era gaitas, luces, regalos, comidas, encuentros, abrazos, ponche, pan de jamón. No era un hospital, agujas, distancia, llanto, tomarse más de tres pastillas para dormir en una misma noche, buscar medicinas, implorar para que te adelanten un pasaje y puedas volver antes de tiempo. No era eso.
En ese momento la navidad para mí se convirtió en otra cosa. De hecho, se disolvió a ser nada.
Ahora, un año después, las cosas se sienten diferentes y volvió la emoción por estas fechas, pero no dejo de pensar en todas las personas para las que la navidad perdió el significado. Y capaz nunca vuelva a tenerlo. O simplemente nunca fue nada más que un día del año. Antes no lo veía posible y hoy en día es todo en lo que pienso.
¿Qué pasa con los migrantes que se fueron y no tienen forma de volver a celebrar con sus familias?
¿Y con quienes perdieron a alguien este año y no saben exactamente cómo afrontar estas fechas sin ellos?
¿Con los niños sin papás o sin comida o sin techo o sin ninguna de esas tres?
¿O los que están tristes, quieren estar solos, se sienten mal, no tienen con quién estar?
La verdad es que este año puso en perspectiva demasiadas cosas y entre ellas está el privilegio que muchos tuvimos por tanto tiempo de decir que para nosotros la navidad es la mejor época del año.
Y no, no te cuento nada de esto para que no disfrutemos las fechas o los encuentros o las comidas, sino más bien para que al menos mientras estemos aquí juntos, pensemos también en aquellos que no. Y sintamos empatía. Y busquemos la forma de dar amor a quienes podemos. Y agradezcamos la cercanía si la tenemos, o la presencia terrenal mientras exista.
El año pasado yo no vi en ningún lado a nadie contándome cómo la navidad puede ser y sentirse como una mierda. Yo me sentía sola, triste, con demasiado miedo y además, con culpa de no querer celebrar ni estar haciendo las supuestas ‘típicas cosas’ que toca hacer en navidad.
Yo no sé en dónde estás, ni cuál es tu situación. Espero de todo corazón que estés bien, pero quiero que sepas que si no es así: no pasa nada y no hay una forma “correcta” de vivir las navidades. Eso es pura paja. Y me perdonas el francés. Yo también estuve ahí y no estás solx. No tienes que celebrar nada si no quieres. Te prometo que esta época no tiene por qué ser la mejor del año. Y eso también está bien.
Al final, en navidad -y en la no-navidad- hay espacio para todos.
Te abrazo enormemente. Y espero que al menos encuentres un día de paz. O de tranquilidad. O de dormir. O simplemente: un día para lo que sea que necesites.
Te quiero mucho.
Feliz navidad.
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Como siempre, te dejo con ✨ cositas lindas que me hicieron sentir bien y quizá a ti también ✨
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😱 ¿Alguna vez has querido gritar algo sin sentir la presión de que te alguien te escuche? El internet te lo da, baby. Vaya y grite.
Y eso fue todo por ahora, queridxs.
Gracias de todo corazón por estar aquí. Deseo mucha luz para ti este nuevo año y espero que decidas quedarte hasta la próxima edición (y un próximo año con planes de muchas ediciones cargaditas y bonitas)✨👑
Arrivederci!
✨ Francis Peña ✨
Mi papá murió un 10 de diciembre y desde ese momento las navidades fueron agridulces. Luego de tantos años ya finalmente le vuelvo a agarrar el gusto. Gracias por compartir esto. Te abrazo mucho.