La esperanza de un primero de enero
Vol 7. De nuevos comienzos y el espejismo de ser nuestra mejor versión
✨ ¡Hola! ✨
Qué alegría escribirte otra vez.
Extrañaba mucho este espacio, y en medio de la locura que es diciembre y una segunda prueba positiva a Covid en mi vida (qué suertuda soy 🙄), no había tenido tiempo de volver antes como lo tenía pensado. Pero ya eso no importa porque estamos aquí.
Si te llegó un correo mío hace unos días, a lo mejor te sorprendiste con la pregunta que te hice, y estoy segura de que ya intuyes por dónde va a ir esta edición, así que sin más preámbulos…. 🥁 Hablemos de los famosos propósitos de año nuevo 🥁
He estado leyendo al respecto y me sorprendió saber que muchos de esos propósitos que con tanta ilusión hacemos en enero parecen caer en el olvido para febrero de ese mismo año. Al enterarme de esto me sorprendí porque ¿entonces para qué están ahí y cuál es nuestro afán por llenar una lista de promesas sobre quién queremos ser y qué queremos hacer?
Yo, tan perfectamente adicta al control, sentía que poner en papel lo que quería ser era darle fuerza a esa supuesta ‘mejor versión de mí’ que quería alcanzar. Por supuesto, esa ‘mejor versión’ era súper exitosa en todo lo que hacía, tenía un grupo de amigos enorme y vivía experiencias nuevas todos los días, viajaba, hacía dinero, conocía al amor de su vida, comía más sano que nunca, se ejercitaba los 365 días del año sin quejarse ni una sola vez y se despertaba a las 7 am a diario con una sonrisa en la cara y la mejor disposición del mundo.
¿No te suena esa descripción a la vida supuestamente perfecta que nos venden en las películas, series y vemos en los feeds de Instagram a diario? Porque a mí sí.
Por supuesto que cuando llegaba febrero, no podía mantener el ritmo de esa ‘mejor Francis’ y volvía a mis hábitos de siempre. Que por ser de siempre no quiere decir que son malos, pero simplemente no le pertenecían a esta versión mejorada y 2.0 de mí misma. Luego en diciembre, cuando me tocaba hacer recuento de todo lo que hice, en vez de enfocarme en las cosas que alcancé y las rutinas que mejoré, me quedaba enfrascada en toda esa lista de cosas inalcanzables que pensé que podía cumplir en 12 meses. Y además, gran parte de esa lista eran cosas que en el fondo no tenían sentido para mí.
¿Por qué me quería despertar a las 7 am todos los días si mi cerebro simplemente no funciona hasta las 11 am? ¿Qué me hacía pensar que iba a sentirme menos triste si tuviese un grupo de amigos de +20 personas y saliera a diario? Y la pregunta del millón: ¿por qué simplemente no me enfocaba en sentirme mejor con lo que hacía, cómo vivía y lo que consumía sin aferrarme a la idea de que existe una mejor versión de mí que automáticamente denigra a la mujer que soy hoy? ¿Esa mujer acaso no tenía valor?
Como ya te conté, mi rutina de fin de año siempre incluía agendar un par de horas conmigo misma para plantearme mis propias metas, pero el año pasado pasó algo diferente.
Cuando empezó el 2021 no tenía ni una sola meta a cumplir. Ese año decidí no plantearme nada, ni sentarme a escribir listas de cosas que quería lograr y personas en las que quería convertirme. De hecho, fue en febrero que me di cuenta de que me había saltado mi gran ritual de año nuevo porque me sentía perdida: no me gustaba nada de lo que hacía, tenía mucho miedo de salir a la calle, no quería comer.
En ese momento me culpé a mí por no haberme puesto metas ni propósitos, pese a que sabía que entonces no tenía la capacidad emocional para lidiar con una lista larguísima de cosas por hacer y cumplir, pero al mismo tiempo tampoco podía hacerle frente a la hoja tan en blanco que tenía ante mí porque no sabía cómo se supone que me tocaba llenarla.
Confundida se queda corto para definir cómo me estaba sintiendo.
La verdad es que esa experiencia de no imaginar nada para un año entero fue nueva, porque desde siempre me ha gustado llevar más de una agenda y escribir en todos mis cuadernos, pensar en metas y tener objetivos a seguir, lugares a los que llegar. Pero el 2021 ya me parecía demasiado pesado por sí mismo y yo no quería sentarme a pensar en nada. Recuerdo que en febrero comencé un trabajo nuevo solo por sentir que estaba haciendo algo, que sí me estaba moviendo aunque la realidad es que yo no sentí que me moví a ningún lado hasta mitad de año, aproximadamente. De enero a julio de 2021 es un período de tiempo borroso en mi cabeza.
Y te confieso que parte de haberlo vivido así fue por no tener una visión clara de alguna cosa por alcanzar o experiencia por vivir. Entonces me parece que el problema con los propósitos de año nuevo no es que sean malos o buenos por sí mismos, sino más bien lo que nos puede hacer daño o beneficiar es el acercamiento que tengamos con ellos.
Es hacer el ejercicio de no vernos como personas a medias que siempre están corriendo por mejorarse en vez de tomarse un momento y apreciar realmente lo que son y en lo que se quieren convertir, quitarse el peso de que tenemos que cumplir con toda esa lista cual robots cuando la realidad es que la vida nos exige casi a diario ser flexibles, y sobretodo, pensar en objetivos y metas que hagan sentido con nosotros y no con la última tendencia en redes sociales o con el feed perfecto que vemos todos los días en Instagram.
Te lo cuenta: 🌻 La Comunidad de Una Jeva Normal 🌻
Esta edición es particularmente especial para mí porque desde que empecé Una Jeva Normal mi intención fue (y seguirá siendo) crear un espacio que con el tiempo se sienta como una comunidad segura para hablar de la salud mental y cómo estamos envueltos en dinámicas y con conceptos que, sin darnos cuenta, pueden estar dañándonos más de lo que pensamos.
Para esta sección, decidí no entrevistar a ningún experto ni incluir un testimonio en particular, sino varios: los de ustedes que cada edición me leen y se toman el tiempo de responderme. Por confidencialidad, dejo los nombres en anónimo.
¿Qué piensas de los propósitos de año nuevo?
No pude incluirlos a todos porque fueron muchas las respuestas pero gracias por estar y por responder. Qué alegría tenerlos aquí.
🎁 Recomendaciones 🎁
Te dejo con ✨ cositas lindas que me hicieron sentir bien y quizá a ti también ✨
🧠 ¿Cómo podemos tener una vida plena y con sentido cuando no podemos hacer mucho de lo que hacíamos antes? El artículo no va de lo primero que pensaste cuando leíste esta pregunta.
✍🏼 A mí me encanta escribir y puedo pasar horas haciéndolo mientras escucho música, pero confieso que a veces pierdo notas importantes que hago por tener tantos cuadernos que revisar. Esta es una web que te permite escribirte cartas y programar que te lleguen al correo en 1, 3 o 5 años. Una maravilla.
🔊 Desde hace un par de meses tengo el hábito de crear un playlist mensual con las canciones que más representan cómo me siento ese mes. Aquí te dejo la de enero (que sigue en construcción)
🧙🏻♀️ ¿Te gustan las series con temática medieval/de fantasía/con monstruos y mucha magia? ¿Ya viste The Witcher?
👾 La obsesión con este juego empezó cuando mi novio me propuso jugarlo todos los días, pero se puso peor cuando me enteré de la historia detrás.
❤️🔥 Si hay un tema del que me encanta hablar y leer es el amor. Es un trabajo difícil el construir tu propia idea de lo que significa y sobre todo, quitarte de la cabeza la idea del amor romántico. Pero este libro de la escritora y feminista estadounidense bell hooks hace un trabajo estupendo en explicar cómo podemos construir relaciones de amor y ternura.
📀 Por último, The Lumineers sacó un nuevo álbum y qué maravilla para empezar el año. Aquí te dejo una de mis canciones favoritas a ver si te animas a escucharlo completo:
Y así cerramos por hoy. Nos leemos el próximo mes y como siempre: ojalá decidas quedarte 🐝
Chaosito,
✨ Francis Peña ✨